Las enfermedades del corazón o enfermedades cardiovasculares (por ejemplo: Infartos cardiacos y cerebrales, insuficiencia cardiaca, arritmias, etc.), son actualmente la principal causa de muerte a nivel mundial, y en México las cosas no son diferentes.
Sin distinción de género, según las estadísticas, las enfermedades del corazón aumentaron 0.8 puntos porcentuales; en 2018 se registraron 7 mil 749 más muertes cardiacas respecto al 2017.
Esto es debido a los malos hábitos que tenemos actualmente (una mala alimentación y no realizar actividad física de forma regular).
Pero independientemente de lo catastrófico que es perder a un familiar, hablemos un poco de cuanto nos costaría el desarrollar alguna enfermedad cardiovascular. Tomando en cuenta que a partir de los 40 años el riesgo se incrementa paulatinamente.
No hay dinero que alcance
Pongamos el ejemplo de una perdona con el siguiente historial médico:
- Hipertensión arterial de 20 años
- Dislipidemia (colesterol elevado) desde hace 15 años
- Infarto hace 8 años (que necesito de un cateterismo cardiaco)
- Insuficiencia cardiaca desde hace 4 años (secundario al infarto)
Ahora pongamos un poco de números (suponiendo el costo promedio)
- Tratamiento para controlar la presión arterial: $1800/mes (por 20 años: $432,000)
- Tratamiento para la dislipidemia: $1000/mes (por 15 años: $180,000)
- Costo del cateterismo cardiaco: $200,000
- Tratamiento posterior al infarto: $1500/mes (por 8 años $144,000)
- Tratamiento para la insuficiencia cardiaca: $ 1000/mes (por 4 años: $48,000)
En este ejemplo el paciente pudo haber gastado un poco más de $1,000,000, en las complicaciones de una enfermedad cardiovascular como es la hipertensión arterial.
Pero, ¿qué es lo más curioso de todo esto?:
La mejor forma de prevenir una enfermedad cardiovascular es llevar una dieta sana, hacer ejercicio de forma regular y eliminar factores de riesgo modificables (como el consumo de cigarro, lo cual puede además generarnos un ahorro significativo), también es recomendable acudir de forma periódica con el cardiólogo (al menos una vez al año) para detectar cualquier problema antes de desarrollar complicaciones.
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